«La palabra paredros para designar la singular relación de amistad o complicidad literaria que establecimos con Simon Pieters, tiene dos orígenes: 1) la novela Rayuela, de Julio Cortázar, en la que el autor tiene más de un ladero o amigo que ejerce de tal porque se acomoda en el asiento aledaño, lo ayuda como apuntador, diciéndole por lo bajini lo que debe decir a su audiencia, o le sopla informaciones útiles al asesorado. 2) en griego antiguo, el πάρεδρος era una especie de defensor oficial, defensor del pueblo o gestor administrativo letrado, que las instituciones políticas ponían a disposición de los ciudadanos de a pie.
En su Diabolus Pieters emplea la palabra “paredro”, castellanizando el vocablo griego para significar “divinidad politeísta asociada a otra”, en el título del segundo capítulo del libro: “El demiurgo y su paredro”. Más que un chiste, aquel título fue más bien la profecía de una broma o suerte de ilusionista que Simon Pieters consumaría a finales del 2009.
En el año 2005 Simon Pieters y yo, Daniel Alcoba, nos asesoramos con reciprocidad en el proceso de consultar libros contemporáneos y aún anteriores al vocablo πάρεδρος, es decir, la práctica totalidad de cuanto se escribiera desde la invención de la escritura hasta el presente acerca del Diablo y del Infierno.
Quiso el azar que Pieters en ‘s-Hertogenbosch (Países Bajos) y yo en Barcelona (Cataluña, España), investigásemos temas y materias concomitantes, con y por idénticos medios: las grandes bibliotecas, la literatura desde la invención de la escritura hasta nuestros días.
Simon Pieters llevaba un lustro trabajando en lo que al año siguiente de nuestro encuentro sería su Diabolus (Ediciones Minotauro, Barcelona, 2006), y yo había invertido el mismo tiempo en componer el texto de la primera edición de Inferno (Editorial Planeta, S.A., Barcelona 2008, corregida y aumentada en las segunda y tercera, Inferno/ Poéticas de la muerte de Gilgamesh a Internet. Luz Azul Ediciones, Barcelona; 2015).
Las instituciones públicas en las que operamos como arqueólogos literarios y paredros recíprocos, fueron tres de las mayores bibliotecas de Europa: la BNF (Biblioteca Nacional de Francia), la Biblioteca del Beaubourg (Centro Pompidou), y la London Library, biblioteca de Londres.»
Daniel Alcoba, albacea literario de Simon Pieters.
Gely Ortegón –
Análisis histórico de la figura de Diablo desde su creación, pasando desde las representaciones más antiguas, hasta su auge en el cristianismo y la edad media (especialmente durante el período de la Inquisición)y finalmente el papel que desempeña en la actualidad.
Alberto Palomino –
Es un trabajo exhaustivo, muy complejo, abarcando multitud de culturas y épocas sobre la historia de este ser infernal y su séquito de satanistas, nigromantes y demás ralea. Y sobretodo vista desde una óptica histórica y seria.
Daniel Alcoba –
La primera vez que Simon Pieters y yo nos vimos las caras fue por disputarnos el préstamo del Libro de los Jubileos. Écrits intertestamentaires, Paris, 1987, en la biblioteca del Pompidou, Beaubourg. Él lo retenía desde hacía cinco meses, yo lo solicité, él insistió en la necesidad de contar con el volumen, pero finalmente, en ceremonia tripartita, la bibliotecaria recibió el libro que Pieters rindió como quien entrega la bandera tomada al enemigo, el día del armisticio. En el Pompidou no me dirigió la palabra en ningún momento. Si necesitaba referirse a mí, decía a la bibliotecaria, encantada con la escena: Ce monsieur là